El estrés y la ansiedad se han convertido en dos estados habituales entre la población adulta. Sus consecuencias se extienden a diferentes ámbitos de la vida diaria, entre ellas, la calidad del descanso.
Muchos de los trastornos del sueño más habituales son el resultado de un estilo de vida acelerado que provoca tensión física y emocional, pero también existen otras causas como el bruxismo, los problemas respiratorios o el hipertiroidismo.
En cualquier caso, las consecuencias de estos problemas se pueden manifestar de diferente manera, por lo que resulta esencial conocer las características de cada tipo de trastorno para saber cómo abordarlo.
Trastornos del sueño: síntomas y tratamientos
Aunque el origen de los trastornos del sueño puede ser muy variado, lo habitual es que estos se clasifiquen en cuatro grupos:
1. Insomnio
Es la incapacidad para conciliar el sueño, su interrupción prematura o el despertar nocturno. En ocasiones se trata de un problema puntual, pero si no se trata puede llegar a convertirse en una situación recurrente. Para superarlo, se recomienda llevar un estilo de vida saludable, evitar el consumo de alimentos estimulantes como la cafeína y realizar ejercicio físico.
2. Narcolepsia
En este caso, los episodios de sueño se producen durante las horas de vigilia y de manera incontrolada. Quienes padecen de narcolepsia pasan directamente de la vigilia a la fase REM. El tratamiento de este trastorno suele implicar la prescripción de medicamentos que estimulan el sistema nervioso.
3. Apnea del sueño
El paciente con apnea experimenta pausas que interrumpen la respiración normal durante el sueño. Esta situación se produce porque los músculos de las vías respiratorias se relajan y los conductos de aire se estrechan. Para evitarlo, muchos pacientes necesitan utilizar mascarillas de aire continuo mientras duermen.
4. Trastornos de conducta durante el sueño
Este grupo engloba todos aquellos comportamientos que se producen como consecuencia de una inadaptación al sueño, como el sonambulismo, los terrores nocturnos, las piernas inquietas y otros movimientos espontáneos e incontrolables. Se combaten con una buena higiene del sueño que incluya prácticas como evitar el uso de dispositivos electrónicos antes de ir a dormir o llevar una dieta saludable.
Cualquier modificación en el patrón normal del sueño puede afectar negativamente a la calidad de vida, influyendo en el nivel de rendimiento o en los cambios de humor. Un seguro de salud te permitirá consultar tu caso con el especialista más adecuado y obtener un diagnóstico preciso de tu problema para ponerle solución cuanto antes.