«Nunca me falta un buen seguro de responsabilidad civil»

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El alpinista Simón Elías hace de guía de montaña o se lanza a la aventura respaldado siempre para casos imprevistos que le afecten a él o a terceros

Simón Elías Barasoain aboga por un “alpinismo bisexual” o, al menos, es así como titula el libro que reúne sus artículos. Este guía de montaña y escritor en medios especializados como Desnivel, Grandes Espacios, Pirenaica o Campo Base y en tiradas generalistas como The Independent o El País habla del ascenso en la montaña y de la búsqueda del placer en su actividad de forma “irónica y cómica” en un mundo que califica como “amenazador”.

Por eso, y aunque suela utilizar la socarronería en sus publicaciones, no duda en buscar respaldo para todo lo importante antes de cada aventura. “Nunca me falta un buen seguro de responsabilidad civil”, responde firme. Su trabajo como guía de montaña, consistente en “avivar la imprudencia de la clientela y evitar que se haga daño” –son palabras del responsable de Pepitas de Calabaza, la editorial que ha reunido sus impresiones– le exige una seriedad y una prudencia extremas, como el entorno en el que se mueve. “Tengo seguro de responsabilidad civil, de accidentes para clientes y de baja”, insiste.

“No puedes ejercer sin el seguro de responsabilidad civil”, señalan desde la Asociación Española de Guías de Montaña (AEGM). Esta póliza, junto al título oficial correspondiente y el registro como empresa o autónomo de turismo activo en cada comunidad, es obligatoria a la hora de ejercer como tal. También se le pide al asociado que tenga un seguro de accidentes. Salvaguardar tu responsabilidad civil, definida como la carga de “toda persona física o jurídica susceptible de producir un daño a un tercero, ya sea por acción, omisión o negligencia”, es algo de lo que Simón Elías no puede prescindir.

Tampoco le falta el de viajes o el que conlleva su actividad como autónomo para cubrir seguridad social o las bajas laborales. Este riojano nacido en 1975 tiene claro lo fundamental que es un buen seguro. Tanto en sus temporadas de trabajo en los Alpes franceses (donde reside) como en las “vacaciones” que dedica a explorar los picos más altos del mundo. Su oficio y afición podrá ser la de “una panda de felices capullos camino de la extinción”, tal y como la cataloga Elías en el prólogo de su libro, pero jamás debería transformarse en algo imprudente, a pesar del azar que la rodea.

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