Durmiendo a los tiburones

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Karlos Simón tiene una profesión de esas que podríamos considerar arriesgadas. Con una bombona de oxígeno, vestido de neopreno y con aletas, Simón explora el universo marino. Se mueve por un ecosistema donde no puede respirar, que no es su ambiente natural, nadando entre animales como tortugas, tiburones y demás flora marina. Trabaja en su propia empresa, donde forma instructores de buceo recreativo y técnico, investiga y divulga acerca de tiburones además de realizar filmación submarina

Todo empezó en el año 88. “Tuve un pequeño accidente haciendo snow en Sierra Nevada”, cuenta, “y tuve que parar mi actividad de nieve-[también es monitor de esquí] durante toda la temporada”. Mientras se recuperaba, fue de viaje a Cuba y, en la isla, realizó un pequeño bautizo de buceo. Buceando en un pecio, se encontró con lo que podríamos denominar uno de los amores de su vida: los tiburones. “Vi que los instructores se acercaban, que era un tiburón tranquilo, que se le podía tocar”, cuenta, “volví con el mito destrozado y descubrí que me encanta verles”.

Justamente, con los escualos Simón realiza la que considera la actividad más peligrosa de su trabajo: dormir tiburones con sus manos desnudas. Por ejemplo, les cierra la boca a los tiburones tigre, “son animales de casi 4 metros y una tonelada de peso”, con las manos y les da la vuelta para que se queden inmóviles. Esto se llama inmovilidad tónica y es de las pocas personas del mundo capaz de hacerlo.

Aunque resulte extraño, la situación más comprometida que recuerda no tiene que ver con los escualos, sino que fue mientras realizaba un reportaje sobre las inmersiones en la isla de Sipadán, Malasya. “Al ir a grabar una manta diablo me separé del arrecife y una corriente descendente me engancho, llevándome de 20 a 60 metros”, rememora, “logré ascender a duras penas y coger la mano de mi compañera de buceo”.

Por supuesto, con semejante actividad, Simón tiene un “seguro puramente de buceo”, que además de cobertura médica tiene de cámara hiperbárica”. Si por cualquier circunstancia, el buceador tiene que ascender sin realizar las paradas técnicas para descomprimir, debe ser trasladado inmediatamente a una de estas instalaciones, donde permanece cierto tiempo mientras el personal sanitario aumenta la presión interior y reproduce dichas paradas. Hasta cuando se duerme a los tiburones, lo primero es sentirse seguro.

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