Los seguros más extravagantes

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Tener contratado un seguro es una práctica habitual y, en algunos casos obligatoria. Aseguramos nuestros bienes materiales: hogar, coches, joyas, empresa… También es normal contratar pólizas para nuestra salud o, si ésta nos falla, dejarlo todo bien atado con un seguro de vida. En Pelayo puedes encontrar cualquiera de estos servicios.

Hasta aquí el mundo habitual de los seguros. Pero, en realidad, se puede asegurar cualquier objeto, evento, circunstancia o parte de nuestro cuerpo que tengamos en valor. Se podría decir que prácticamente todo es susceptible de ser asegurado.

En el mundo del deporte son habituales las pólizas por si las estrellas sufren un accidente. Los futbolistas aseguran sus piernas, como Cristiano Ronaldo, que las tiene tasadas en más de 100 millones de euros. Y, claro está, los porteros, sus manos, como las de Iker Casillas, valoradas en 7,4 millones de euros. Fernando Alonso tiene asegurados por 10 millones sus pulgares, sin los cuales le sería imposible pilotar un fórmula uno.

También los aficionados se cubren las espaldas: en Estados Unidos es habitual ofrecer indemnizaciones a los abonados por si una de las estrellas del equipo se pierde parte de la temporada por una lesión y no se puede disfrutar de su juego. ¿Recordáis lo que le pasó a este aficionado?

Volviendo a los seguros por partes del cuerpo, es en el mundo del espectáculo donde se encuentran los casos más extravagantes. Jennifer López por 4,5 millones de dólares y Kylie Minogue por 4 millones tienen asegurado nada menos que su trasero. Mariah Carey, además de su voz, puso a buen recaudo sus piernas. Y en general, top models como Elle McPherson o Claudia Schiffer tienen asegurado su cuerpo. Costumbre que puso de moda hace unas cuantas décadas la actriz Bo Derek, que valoró su físico en un millón de dólares, una cifra nada despreciable en los ochenta. Precisamente en los años ochenta, el cantante de rock David Lee Roth inició ola de seguros singulares al contratar uno contra demandas de paternidad.

La lista de seguros sorprendentes es larga: las compañías cinematográficas firman seguros “anti-amor” para evitar que alguno de los actores principales se enamore y se vaya de boda en medio del rodaje. También la industria del cine firma pólizas para evitar demandas de los espectadores, no vayan a ser demasiado buenas sus películas y alguno se muera de miedo en las de terror o de risa –sí, está asegurada la muerte de risa– en una de humor.

Y por si fueran pocos los peligros terrenales que nos invitan a hacernos un seguro, en Inglaterra, el propietario del pub Royal Falcon Hotel, harto de los fantasmas que, según él, acechan su local, ha firmado una póliza contra “aparecidos”. Los clientes de la taberna y hostal ahora están cubiertos en el caso de que el fantasma que ronda el edificio les haga algún daño o, simplemente, los mate de un susto. Nada como un seguro para irse a emborrachar tranquilo a un pub embrujado.

¿Conoces ya el amplio catálogo de seguros de Pelayo?

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