El seguro de hogar para viviendas alquiladas no es un requisito indispensable para poner tu propiedad en alquiler. Sin embargo, es un producto más que recomendable para evitar problemas con el inquilino y solucionar rápidamente cualquier imprevisto que pueda surgir.
Tanto el propietario de la vivienda como el inquilino pueden contratar un seguro para vivienda de alquiler. El tipo de póliza tiene ligeras variaciones en función de quién sea el tomador, pero en última instancia es siempre un producto destinado a ofrecer una mayor seguridad en el hogar y proteger los principales intereses de cada parte.
Tipos de seguro para una vivienda en alquiler
Con independencia de quién sea el tomador del seguro, existen tres grandes tipos de pólizas para asegurar una vivienda de alquiler:
- Seguro de Responsabilidad Civil de la vivienda: protege al tomador del seguro frente a los daños causados a terceros. Normalmente es un seguro que contrata el dueño de la vivienda, responsable legal de los daños que el inmueble pueda causar a una tercera parte (desprendimiento de un trozo de tejado, incendio provocado por un cortocircuito, inundación por un problema de tuberías…).
- Seguro del continente: es también un producto especialmente interesante para el propietario de la vivienda, ya que es este el que debe garantizar las condiciones de habitabilidad del inmueble alquilado. Un seguro del continente le evitará realizar desembolsos elevados cuando una avería le obligue a hacer reparaciones para la mejora del inmueble.
Seguro del contenido: en este caso, tanto el arrendador como el arrendatario tienen interés en que lo que hay dentro de la casa esté bien protegido. Puede tratarse de bienes personales, electrodomésticos, mobiliario… En ocasiones el inquilino adquiere estos bienes por su parte para utilizarlos en su vivienda de alquiler. En otras, es el propietario del piso el que los cede por contrato. En estos casos, el propietario deberá informar a la aseguradora de que se trata del contenido de un piso en alquiler.