Con la llegada de las vacaciones de verano aumenta el riesgo de los robos en las casas. Todos, absolutamente todos, estamos expuestos a un robo. Por este motivo hay que intentar ponérselo lo más complicado posible a aquellos que quieren entrar en casas ajenas.
Sufrir un robo en nuestra vivienda es una de las sensaciones más desagradables que podemos vivir. El seguro de hogar en los casos de robo ayudará a paliar ese problema y, además, podemos adoptar unas medidas de seguridad que, en ocasiones pasamos por alto, pero que pueden marcar la diferencia entre que los ladrones logren o no entrar en nuestra casa. Vamos a repasar cinco de ellas:
1. No dar la sensación de que no hay nadie en casa. La mayor parte de los ladrones de viviendas acceden a los domicilios cuando se aseguran de que no hay nadie dentro. Por este motivo, los periodos en los que se producen más robos son las vacaciones de verano, Semana Santa y Navidad. Una forma de despistar lanzar mensajes de que sí estamos en casa. Por ejemplo, no hay que bajar del todo las persianas. Encargar a algún vecino que recoja el correo casi a diario. Instalar un sistema programable que permita que las luces se enciendan durante un tiempo a determinadas horas del día, como recomienda el propio Cuerpo Nacional de Policía. E incluso desviar el teléfono fijo de la vivienda a nuestro móvil.
2. Originalidad y precaución con los objetos de valor. Cuando abandonamos el hogar por unos días, es fundamental dejar objetos de valor o dinero en efectivo en un lugar oculto y seguro. En esto toca ser original y precavido. Si los objetos que tenemos en casa tienen un gran valor, también es posible dejarlos en alguna entidad de crédito que preste este servicio. De cualquier modo, un consejo muy útil es hacer un inventario de esas piezas con sus características, fotografías, número de serie, facturas de compra… De esta manera, en caso de robo, habrá más posibilidades de recuperar lo sustraído y además se facilitará el trabajo a la compañía aseguradora.
3. Puertas de seguridad. Es imprescindible que los lugares por los que pueden entrar (puertas y ventanas) estén perfectamente cerrados. Cualquier comprobación antes de irnos es poca. Ayudará contar con una buena puerta de seguridad, uno o dos cerrojos, una mirilla de ángulo abierto y, si es posible, una alarma conectada a la Policía.
4. Llaves en el “felpudo”. Para muchas personas suele ser común dejar las llaves en alguna parte fuera de la casa “escondida” para que diferentes vecinos rieguen as plantas en sus ausencias o en caso de que se pierda un juego. Es importante que no hagamos esto porque puede ser peligroso que personas desconocidas se enteren y sea extremadamente fácil la entrada en la vivienda.