Si el consumo de agua en casa ha aumentado de manera considerable y no hay una razón que lo justifique, hay que empezar a pensar en que puede existir una fuga de agua. La detección a tiempo del problema puede evitar que la situación se complique y derive en costosas reparaciones.
Las fugas de agua son uno de los problemas más atendidos por las aseguradoras, por lo que esta cobertura siempre está presente en la mayoría de seguros de hogar para vivienda habitual o de alquiler. Aunque los siniestros urgentes relacionados con el agua se atienden con la mayor brevedad, es posible minimizar los daños si se llevan a cabo algunas intervenciones básicas.
Consejos para averiguar el origen de la fuga
Una mala instalación, cambios bruscos de temperatura, aumento de la presión en las tuberías… Las fugas de agua en casa pueden producirse por muchos motivos diferentes. Identificar el origen de la fuga con rapidez es esencial para que el problema no vaya a más.
Ante la sospecha de que puede existir una fuga de agua en el inmueble, la primera medida es cerrar todas las llaves de la casa y comprobar el contador. Si este sigue corriendo, hay una fuga invisible en el inmueble y es necesario contactar con un profesional o con la aseguradora lo antes posible.
Mientras esperas a que la avería sea atendida, puedes llevar a cabo algunas averiguaciones previas:
- Revisar minuciosamente todas las salidas de agua de la casa (grifos, lavaplatos, duchas…) y comprobar que no se sale ni una gota por donde no debe.
- Identificar las áreas de las paredes en las que hayan podido aparecer manchas sospechosas, humedades, moho o malos olores.
- Verter colorante en los depósitos de las cisternas de los baños y no descargarlas durante algunas horas. Si el interior de la taza del inodoro aparece manchado, es que el problema viene de ahí.