El uso cada vez más extendido de pantallas y otros dispositivos de lectura electrónicos está provocando consecuencias negativas en la salud ocular. Preservar la agudeza visual es esencial para garantizar la calidad de vida, por lo que es importante controlar el deterioro de la vista mediante revisiones regulares.
Las visitas al oculista están entre los servicios de salud más demandados. Sin embargo, acceder a estas consultas a través de la sanidad pública puede conllevar un gran tiempo de espera. Un seguro de salud es la opción más rápida y sencilla de llevar un control adecuado de la salud ocular.
¿Cuáles son los problemas de visión más comunes?
La degeneración de la vista es una consecuencia normal del envejecimiento. No obstante, existen numerosos factores que pueden acelerar la pérdida de agudeza visual o derivar en enfermedades visuales graves.
Las patologías oculares más habituales son:
- Miopía: problemas para ver con claridad objetos lejanos.
- Hipermetropía: problemas para ver con claridad objetos cercanos.
- Astigmatismo: visión borrosa.
- Presbicia: problemas para enfocar que provocan visión borrosa.
En el grupo de enfermedades oculares graves estarían otras patologías como el glaucoma o el cáncer de ojo, con menor prevalencia que las anteriores.
¿Cuándo acudir al oftalmólogo?
La detección temprana de cualquiera de estas patologías resulta fundamental para abordar el problema con éxito. Las revisiones con el oftalmólogo no solo están para tratar síntomas puntuales sino para prevenir enfermedades que, en algunos casos, pueden llegar a ser muy graves. Se recomienda un examen en profundidad entre los 2 y los 5 años, otro a los 40 y otro a partir de los 65, así como revisiones regulares cada 1-2 años.
Por otro lado, conviene incorporar en las rutinas diarias una buena higiene ocular. Estas prácticas incluyen acciones tan sencillas como el empleo de lágrimas artificiales para prevenir la sequedad de los ojos (sobre todo cuando se trabaja muchas horas frente a un ordenador), la limpieza regular de gafas y lentillas, los ejercicios de relajación de los músculos oculares o evitar la exposición larga a ambientes con aire acondicionado, humo o polvo.