El seguro a todo riesgo del murciélago

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Todos sabemos que Batman es un superhéroe muy especial. De hecho, y el dato es relevante, es el único superhéroe que no tiene ningún súper poder. Solo tiene pasta, muchísima pasta, aunque a nombre de Bruce Wayne, su verdadera identidad civil. Y valor. Nadie puede acusarle de ser un cobarde, eso desde luego.

Batman es un seguro en sí mismo. La ciudad de Gotham, que todos reconocemos como Nueva York, tiene suscrita una póliza muy especial. Cuando las cosas se ponen muy feas, y alguna amenaza mayor se cierne sobre sus calles, basta con conectar el proyector que iluminará las nubes durante la noche con la silueta del murciélago. Batman, que no tiene súper poderes, pero sí tiene ojos, ve la llamada, y acude presto a resolver el entuerto. ¿Qué estarían dispuestos a pagar por ese servicio los ayuntamientos de las principales urbes del mundo?

Pero vayamos a lo nuestro, los seguros. El viejo y respetable Alfred, mayordomo de Bruce Wayne, tiene achaques y artritis, y es el único que se permite reprender a su protegido sus licenciosas costumbres… Este hombre necesita una cobertura completa, toda vez que de su lealtad y fiabilidad a veces depende el futuro de Gotham, pues actúa como correa de transmisión entre la desequilibrada personalidad de Wayne y las necesidades de la megalópolis. Huelga decir que Batman pierde los 15 puntos del carnet cada vez que coge el coche para una misión, lo que exige delicados equilibrios con las autoridades…

Como hemos subrayado al principio, Wayne no tiene poderes, ni le ha picado una araña radioactiva, ni procede de un planeta lejano, ni recibió un chorro inesperado de rayos gamma… Pero sus gadgets son algo más que eso; son piezas, armas, trajes, vehículos y dispositivos que llevan un par de décadas de ventaja a las más avanzadas del Ejército. Eso requiere mantenimiento 24 horas 7 días a la semana, 365 días al año. Si el Batmóvil tiene un problema con la batería o con los propulsores; una llamada de Alfred a la compañía de seguros hace que un técnico que ha firmado una cláusula de confidencialidad (nadie puede saber dónde vive Batman ni cuál es su identidad) se persone en el cuartel general secreto.

El agente de seguros a todo riesgo solo es recibido por Alfred, mientras Mr. Wayne escucha al otro lado de la puerta cómo se desarrolla la reparación, pues cada minuto cuenta, y los malos siguen ahí fuera. Especialmente… el Jocker.

Al Jocker siempre lo asegura la competencia… y de momento siempre han perdido, pero no podemos bajar la guardia.

El Mal acecha…

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