A partir del próximo 6 de julio los turismos de nueva homologación deberán incorporar una caja negra. Será un requisito imprescindible para circular por Europa y tendrá como objetivo reducir el número de accidentes mortales en carretera.
La caja negra del coche tendrá el tamaño de un móvil e irá ubicada en la parte de abajo del asiento del conductor. Su función será la de monitorizar de forma ininterrumpida parámetros como las revoluciones del motor, la velocidad o los movimientos del volante. En caso de accidente, este dispositivo permitirá acceder a los datos de 30 segundos antes y 5 segundos después del siniestro, ayudando a esclarecer las causas de lo sucedido.
¿La caja negra nos espía?
La obligatoriedad de que los nuevos vehículos incorporen un registrador de datos o EDR (Event Data Recorder, en inglés) está generando algunas dudas entre los conductores. ¿Compromete de alguna manera nuestra libertad o privacidad?
Pese a los rumores de que la caja negra es una forma encubierta de control, nada más lejos de la realidad. Si bien es cierto que este aparato puede registrar hasta 15 tipos de parámetros diferentes relacionados con la conducción, todos los datos se procesan de forma anónima y en ningún caso se facilita información personal del conductor.
El EDR tampoco graba las conversaciones que se producen en el interior del vehículo ni es capaz de identificar a sus pasajeros. Los datos recopilados se registran y se sobrescriben en bucle, sin opción de almacenar más que lo estrictamente necesario.
¿Pueden las aseguradoras acceder a los datos de la caja negra?
Solo las autoridades competentes, y en caso de accidente, tendrán acceso a los datos de los registradores. Se emplearán con el objetivo de elaborar informes sobre seguridad vial para poner en marcha medidas que reduzcan la siniestralidad y analizar el alcance de las que ya están en funcionamiento.
Ni siquiera en el caso de que se abriera un proceso judicial, las compañías aseguradoras podrían solicitar acceso a dicha información. La caja negra no está pensada como un dispositivo para determinar cómo se aplican las cláusulas de un seguro de coche. No en vano, si las autoridades de tráfico la revelan como parte del juicio, estas podrían emplearla como prueba para eximirse de responsabilidades, si así procediera.