En Pelayo Seguros creemos y apostamos por las iniciativas que nos acercan a la gente, y en este caso, a aquellas mujeres que día a día batallan contra cáncer de mama. Finalizamos la 4ª Edición del #RetoPelayoVida con la ilusión de haberlo superado, pero también con un poquito de pena por haber puesto punto final a este proyecto que con tanto cariño llevamos preparando desde principios de año.
El pasado martes 13 de noviembre a las 10 de la mañana, Begoña, Silvia, Lorena, Cecilia y Noelia, capitaneadas por Miguel Silvestre daban el primer paso hacia un mismo objetivo: el valle del Annapurna. 300 km de distancia y 4.000 m de altitud que
recorrerán en bicicleta de montaña.
Esta aventura comenzó en Madrid y la primera parada fue Katmandú, donde pasaron sus primeras noches. Desde Katmandú volaron hasta Pokhara, junto a las bicicletas que les llevaron a recorrer el reino prohibido de Mustang .
El sábado 17 a las 7 de la mañana, nuestras expedicionarias y todo el equipo empezaron a rodar dirección Beni cargados de ilusión y ganas de afrontar este #RetoPelayoVida. Fueron 87 km, a los que se les sumaron la complejidad del terreno y a la cantidad de vehículos con los que se cruzaron en el camino.
El segundo día del reto Pelayo pusieron rumbo desde Beni a Kalopani. Por delante les esperaba la mitad de kilómetros que la etapa anterior pero, sin duda, más complicados ya que comenzó la lucha con la aclimatación, con estrechos y vertiginosos puentes que nuestras guerreras cruzaron sin temor, y con caminos de difícil acceso debido a los derrumbes de grandes rocas. Llegaron a Kalopani de noche, alumbradas por sus linternas y los focos de los coches de apoyo. Cansadas, pero sin duda muy felices de poder vivir esta experiencia única y luchar en nombre de todas las mujeres que han pasado por un cáncer de mama.
Ríos, frío y desniveles es lo que se encontraron en la tercera etapa, cuando se dirigían a Kagbeni, un pueblo que se encuentra a 2.800 m de altitud y que esconde maravillosos templos budistas rodeados de silencio, tranquilidad y mucha paz. Fue en mitad de reto en la etapa que une Kagbeni con Muktinah, donde nuestras valientes empezaron a sentir los primeros síntomas del conocido como mal de altura. Ceci fue la primera en verse afectada y Silvia se vio obligada a detenerse en dos ocasiones por una hiperventilación. Tras un calmante, y con toda la fuerza que le caracteriza, se armó de valor y volvió a subirse a las dos ruedas para continuar pedaleando con sus compañeras. En esta etapa, el cansancio y la altura empezaron a hacer mella en nuestras guerreras, ya eran muchos los kilómetros pedaleados con la dificultad del camino, la altura y el frío.
En la quinta etapa, camino a Samar, nuestra gran expedicionaria Lorena decide poner fin a su reto, debido a problemas musculares y al ya comentado y duro mal de altura. Sin duda, es de valientes plantarle cara a uno de los 10 picos más altos de la tierra en una bicicleta de montaña, y es fundamental que nos acompañe la fuerza física y mental para alcanzar la cima.
La sexta etapa es conocida por ser la más dura, en la que llevaron el nombre de Pelayo a lo más alto. Las chicas alcanzaron el pico más alto de todo el recorrido a más de 4.100m de altitud sobre el nivel del mar, 40 km de subida y bajada que afrontaron para llegar a Tsarang. Begoña, Silvia, Noelia y Cecilia, con el director del reto Miguel Silvestre y el fisioterapeuta Luis Pablo García Coronado, se fundieron en un emocionante abrazo cuando terminaron este duro recorrido.
Amanece en Tsarang, y por respeto a uno de los Lamas más importantes de la región del reino de Mustang, fallecido durante el transcurso del reto , las expedicionarias presentaron sus condolencias, realizando una jornada de descanso donde acudieron a los actos tradicionales y al funeral, mostrando su empatía por todas las culturas y religiones. Después, dormir, descansar y coger fuerzas para terminar el Reto Pelayo Vida y coronar la cima.
Con esta mentalidad guerrera se enfrentó el equipo de valientes a la última etapa que las llevaría a Lo Mantang. El 24 de noviembre de 2018 es el día en el que las chicas del Reto Pelayo Vida atravesaron el valle del Annapurna en bicicleta. Un momento único, emocionante, lleno de anécdotas y cargado de sensaciones y sentimientos que jamás olvidarán.
Una hazaña de este calibre se merece un recibimiento de la misma magnitud: familiares, amigos, prensa, el equipo Pelayo… todos quisimos recibirlas a la vuelta en el aeropuerto de Madrid, en donde se vivieron momentos cargados de emoción y alegría.
Sin duda nos han dado una lección de vida y no podemos estar más orgullosos por lograr que cada año esta gran experiencia llegue a más mujeres que han padecido cáncer, y conseguir de esta manera que se sientan apoyadas y reciban toda nuestra fuerza.
Enhorabuena por haber conseguido el reto y, sobre todo, muchas gracias por hacerlo posible. Begoña, Silvia, Noelia, Lorena y Cecilia: gracias por enfrentaros y vencer a los retos de la vida. Sois muy grandes.