La vuelta a las aulas y sus medidas para prevenir la COVID-19

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La pandemia del coronavirus ha provocado que se viva la vuelta al colegio, institutos y universidades más atípica que se recuerda. La incertidumbre y el miedo envuelven a los padres por un regreso a las aulas con muchos interrogantes y marcado por unas estrictas medidas de higiene y seguridad. El uso de la mascarilla, el distanciamiento físico, los controles de temperatura, el lavado de manos o la limpieza y desinfección continua de las zonas comunes, son los pilares sobre los que se asienta el curso escolar. Los expertos insisten en la importancia de que los centros educativos sean rigurosos y no bajen la guardia y, al mismo tiempo, que los padres rehúsen de llevar a sus hijos a clase en cuanto aparezca un síntoma compatible con la COVID-19 por muy leve que sea.  

Después de seis meses de parón presencial obligado, el curso escolar ha echado a andar con numerosos protocolos, pero sin olvidar de que el riesgo cero no existe. Ha sido medio año complicado para padres e hijos. Los primeros han tenido que compatibilizar el teletrabajo con el cuidado de los niños y el seguimiento de sus actividades telemáticas. Y los pequeños de la casa han perdido ese contacto tan necesario con la escuela, los docentes y los compañeros de clase. Es momento de iniciar una nueva etapa con muchas preguntas y la esperanza de que todo pueda volver a poco a poco a la normalidad.  

Recomendaciones para una vuelta al cole segura 

Uso de la mascarilla. Se ha convertido en un complemento imprescindible no solo para los adultos, también para los niños. Los mayores de 6 años deberán llevarla de forma obligatoria, pero es aconsejable a partir de los 3. Siempre debe cubrir la nariz y la boca y no será necesario usarla cuando permanezcan sentados, guarden la distancia de seguridad y estén dentro de la misma ‘burbuja’.  

Lavado de manos. La experiencia de otros países nos dice que en los centros escolares donde hay una buena higiene de manos, las posibilidades de contagio se reducen de forma exponencial. Es fundamental que lo hagan continuamente tanto alumnos como profesores. 

Distancia social. La separación de dos metros siempre que sea posible entre alumnos, docentes, otros trabajadores del centro y padres es primordial. Los pupitres deberán estar separados 1,5 metros y el escenario idóneo es que la ratio profesor-alumno sea la más baja posible. 

Limpieza  del centro. La desinfección y limpieza de las zonas comunes del centro debe ser una prioridad. Asimismo, es necesaria una buena ventilación y que siempre sea el docente el que cambie de aula para dar una determinada clase y no los alumnos. 

Control de temperatura. Aunque no sea una medida efectiva por el alto número de niños asintomáticos, es conveniente que, primero los padres en casa, y después los educadores en el centro, hagan ese control. Según la Guía de la Sociedad Española de Pediatría de Atención Primaria, si el menor tiene una temperatura igual o superior a 37,5 grados, debe quedarse en casa.  

Niños exentos de acudir a clase. Los niños con inmunodeficiencias primarias (IDP), los que sufran cardiopatías, los que presenten patologías respiratorias o los que estén sometidos a diálisis, están exentos de acudir a clase al considerarse población de riesgo.