Las quemaduras leves son uno de los accidentes domésticos más habituales. Un contacto inadecuado con el horno o la plancha, o una salpicadura de aceite al cocinar son pequeños contratiempos que pueden provocar una lesión en la piel. Actuar con rapidez evitará que el problema se complique.
Cuando no presentan signos de gravedad (malestar general, supuración, dolor intenso…) la mayoría de estas heridas cutáneas se puede tratar directamente en casa. En este artículo encontrarás algunos consejos prácticos sobre cómo tratar una quemadura superficial provocada por un accidente doméstico.
¿Cómo tratar una quemadura de primer grado?
Las quemaduras de primer grado se caracterizan por provocar el enrojecimiento en la zona de la piel afectada (eritema). Aunque pueden resultar muy molestas (sobre todo en el momento en el que se producen), son una afectación superficial de la piel.
Los pasos a seguir para tratar una de estas quemaduras son:
- Retirar todos los elementos cercanos a la zona de la quemadura, como prendas de ropa, joyas o abalorios.
- Enfriar la piel de forma inmediata. Para ello se puede colocar la quemadura bajo un chorro de agua o aplicar compresas frías. Nunca se debe aplicar hielo directamente sobre la piel.
- Una vez enfriada la parte de piel afectada, lavarla bien con un jabón de pH neutro y sin frotar. Para secarla, utilizar una toalla limpia y elimina la humedad con ligeros golpecitos.
- Si la piel está íntegra (sin heridas abiertas ni ampollas), se pueden aplicar geles, ungüentos o cremas con ingredientes cicatrizantes, como el aloe vera, que ayuden a una rápida recuperación.
- Conviene mantener la quemadura tapada con un apósito limpio para proteger la piel mientras se regenera y permitir que las pomadas aplicadas tengan mayor efecto.
En la mayoría de los casos, las quemaduras de primer grado terminan de curarse sin mayores complicaciones en el plazo de una semana.
¿Cómo curar una quemadura con ampolla?
Cuando el dolor es intenso o se ha producido una ampolla considerable, se habla de quemaduras de segundo grado. Estas quemaduras requieren de la supervisión de un médico para determinar cuál es el tratamiento más adecuado. Los seguros de accidentes cubren los gastos médicos y farmacéuticos derivados de este tipo de situaciones.
En cualquier caso, las ampollas no se deben romper, ya que son una protección frente al daño sufrido y evitan la entrada de gérmenes. Debe ser un profesional de la salud el que determine cómo proceder en cada caso particular.